Contra el vasallaje
Enfoque
Trump expulsa el idioma español de la Casa Blanca y los ‘patriotas’ callan
Contra el vasallaje I Enfoque Enric Juliana
“¿Qué pretende Europa, ser objeto de disputa internacional, zona de influencia de otros, o, por el contrario, quiere convertirse en sujeto de la política internacional, afirmando los valores de su propia civilización? ¿Puede aceptar quedar atrapada entre oligarquías y autocracias, con la perspectiva, como mucho, de una ‘feliz vasallización’? Hay que elegir: ¿ser ‘protegidos’ o ser ‘protagonistas’?....”
Fragmento de un discurso pronunciado el pasado 5 de febrero por Sergio Mattarella, presidente de la República Italiana, ante los estudiantes de la universidad de Marsella (Francia) en el acto académico en el que fue investido doctor honoris causa. Fue un discurso importante, muy pensado, meticulosamente escrito, que recomiendo leer.
Es el primer discurso de un jefe de Estado europeo que responde de manera articulada a los mensajes agresivos que está recibiendo la Unión Europea desde la presidencia de los Estados Unidos y desde la nueva corte imperial que ha tomado el poder en Washington, encabezada por el empresario Elon Musk. La Unión Europea como tal aún no se ha pronunciado de una manera orgánica. La Comisión calla. Calla y espera. Ursula von der Leyen, presidenta del consejo de comisarios, se mantiene en silencio. Solo hay respuestas de carácter parcial, sobre la cuestión de Gaza, por ejemplo, como la planteada ayer por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, en una entrevista con La Vanguardia y otros medios europeos.
La Comisión no quiere apresurarse a entrar en colisión con Donald Trump. Incluso el presidente francés Emmanuel Macron, en muchas ocasiones desatado, se mantiene en un prudente silencio. Están dejando que Trump hable y están esperando también el desenlace de las elecciones federales alemanas del próximo 23 de febrero. Del desenlace de esas elecciones dependerá en buena medida el rumbo político de la UE en los próximos cuatro años. Como sabemos bien, el cónsul imperial Musk está intentando influir en la campaña electoral alemana apoyando a la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania, en cuyo interior resuenan nostalgias del nazismo. Es la primera vez que ocurre algo parecido desde que en los años treinta del siglo pasado algunos políticos y potentados de Estados Unidos cultivaron simpatías por el Tercer Reich, entre ellos, el fabricante de coches Henry Ford, el famoso aviador Charles Lindbergh y el empresario y diplomático Joseph Kennedy, padre del futuro presidente John F. Kennedy. Antes del ataque japonés a Pearl Harbor, operó en Estados Unidos una plataforma denominada ‘America First Comitee’, con más de 800.000 afiliados y presencia en 451 ciudades, que defendía una estricta neutralidad ante la guerra desatada en Europa por el expansionismo nazi.
El actual Estado Mayor europeo espera y el primero en pronunciar un discurso de respuesta global a las primeras decisiones de Trump ha sido el presidente italiano Mattarella (Palermo, 1941), antiguo militante de la Democracia Cristiana, cuyo hermano, Piersanti Mattarella, fue asesinado por la mafia en 1980 tras intentar una gobernación limpia de la región de Sicilia, de la cual era presidente. Los Mattarella saben lo que es vivir peligrosamente.
En Europa están dejando que Trump hable
El presidente de la República Italiana no tiene poderes ejecutivos, pero sí desempeña una importante función arbitral. Mientras la primera ministra Giorgia Meloni no esconde sus simpatías por Trump e intenta ejercer de enlace entre Washington y Bruselas, el jefe de Estado italiano dice lo siguiente en Marsella: “Reaparece con fuerza el concepto ‘esferas de influencia’ que estuvo en la raíz de los males del siglo XX y contra el que luchó mi generación. A este tema se le añade la aparición de los nuevos señores neofeudales del tercer milenio –esos nuevos corsarios a los que se pueden conceder patentes- que aspiran a que se les confíen señoríos de la esfera pública y gestionar parte de los bienes comunes representados por el ciberespacio y el espacio ultraterrestre, convirtiéndose casi en usurpadores de la soberanía democrática”. Ningún otro mandatario europeo ha efectuado un discurso como este desde que el pasado 20 de enero Donald Trump juró el cargo de presidente de los Estados Unidos.
El jefe del Estado español, cuyas atribuciones constitucionales no son equiparables a las del presidente de la República Italiana, también ha esbozado esta semana un cierto contrapunto. En un discurso ante el patronato del Instituto Cervantes, el rey Felipe VI ha expresado su extrañeza y malestar por la decisión de cancelar los canales en lengua española en el portal digital de la Casa Blanca. El español ha dejado de ser lengua de comunicación de las oficinas de la presidencia de los Estados Unidos. Es un cambio de rango muy significativo que viene a enviar el siguiente mensaje: “Aunque tenga millones de hablantes, el español nunca tendrá rango de lengua cooficial, o segunda lengua preferente, en los Estados Unidos de América”.
En su discurso del pasado miércoles, 5 de febrero, ante el patronato del Instituto Cervantes, el Rey recordó que en 2050 habrá cien millones de hispanohablantes en Estados Unidos. Mucha gente habla español en ese país y no podemos olvidar que es también la lengua de los inmigrantes que en estos momentos están siendo deportados. En pocas palabras, la nueva presidencia ha rebajado el rango del idioma español en la primera potencia del mundo. Y ha dado orden de cambiar denominaciones geográficas que forman parte del legado cultural español, en este caso, del legado cartográfico. Hubo un tiempo en que los golfos aún no tenían nombre y alguien dijo: Golfo Mexicano. No deja de ser significativo estos días el silencio de los sectores políticos e intelectuales que con más ahínco defienden la memoria del Imperio español y claman contra la vieja estrategia anglosajona para desacreditarlo. Esa gente ahora calla. Los ‘patriotas’ callan. Los ‘patriotas’ ahora se hacen llamar ‘patriots’, en inglés. Su silencio confiere una mayor significación a las palabras de Felipe VI.
España está obligada a repensar de nuevo su relación con Latinoamérica y con el universo latino, un universo que va de los multimillonarios que están invirtiendo cuantiosamente en Madrid y otras ciudades españolas, hasta los inmigrantes que pronto van a ser deportados a la base de Guantánamo, cargados de cadenas y con un triste uniforme gris. (El uniforme naranja se reserva para los sospechosos de terrorismo islámico).