La palabra de Donald Trump ha ido perdiendo valor en un mercado que ha dejado de dar credibilidad a los anuncios del presidente de EEUU. Los inversores que celebraron con abultadas ganancias el miércoles la «pausa» de 90 días en la guerra arancelaria son los mismos que 24 horas más tarde dudan sobre cuál serán las consecuencias de esta decisión para la economía. Es una medida que sonaba mejor de lo que en realidad es, aseguran los analistas de Citi que resumen a la perfección el sentimiento de mercado actual.
Ayer Europa subió y lo hizo siguiendo las compras vistas el miércoles por la tarde en Wall Street. Pero hasta ahí. La euforia se ha terminado. El juego sigue siendo el mismo pero Donald Trump se ha propuesto cambiar el tablero cada semana y la incertidumbre es algo que no combina bien con las ganancias en bolsa. Y eso a pesar de que la Unión Europea también ha dado su brazo a torcer y ha puesto en barbecho otros 90 días los aranceles aprobados sobre los productos estadounidenses.
Basta con mirar al petróleo -uno de los mejores indicadores para anticipar una recesión- que ayer volvió a caer; el 'índice del miedo', que mide la volatilidad repuntó de nuevo, y continúan las compras de bonos alemanes -refugio ante la tormenta- y se siguió vendiendo deuda de EEUU, señal de que ni sus bonos ni su moneda se ven como valor seguro ante la política errática del presidente Donald Trump. Es más, tampoco la guerra arancelaria ha terminado: China y EEUU mantienen un choque frontal (con aranceles del 84% y 125%, respectivamente) y los aranceles del 10% que impone la Administración estadounidense suponen "mucho más de lo que se venía aplicando para la mayoría de los países" antes, apuntan desde Generali IM. "La reacción natural de las empresas ante este nivel de incertidumbre será esperar y ver qué pasa, posponiendo o cancelando los planes de inversión. Esto repercutirá negativamente en el crecimiento", aseguran sus analistas.
Y es que hay muchos detalles que se desconocen por la forma en que se están comunicando las medidas económicas en la Casa Blanca a golpe de mensaje en redes sociales o en los medios de comunicación. "Aranceles específicos sobre el sector de la automoción, del aluminio o el acero permanecen y hay tasas a las farmacéuticas o a las compañías de semiconductores que se siguen esperando" y de los que no hay noticia, señala el banco de inversión Citi. "El enfoque inteligente habría sido imponer aranceles del 10%, como sugirieron algunos inversores y otras voces sensatas, y la implementación de políticas que corrigieran gradualmente la trayectoria de la economía estadounidense durante los próximos 10 a 20 años, es decir, una versión contemporánea del New Deal", pero se ha hecho todo lo contrario, afirman desde la gestora Julius Baer.
¿Cuál es esa trayectoria a corregir? EEUU cuenta con lo que en economía se conoce como "déficits gemelos" en su balanza exterior y en la deuda pública, explica Alberto Matellán, director general de La Financière Responsable (gestora adquirida por Mapfre). Trump, que debe cumplir con lo prometido 1.000 veces de hacer 'America great again', debe «reequilibrar el déficit» y la única fuente para «reducirlo es aumentar ingresos sin subir impuestos», esto es hacerlo por la vía de producir más en EEUU. Pero todo esto lleva tiempo y cambiará la forma en la que se entienden las relaciones comerciales en este momento.
«Creer que se pueden reindustrializar sectores para la seguridad nacional de forma rápida y frenética es completamente ilusorio. Afortunadamente, cuando ya no queda nadie en la sala, los mercados de capitales modernos acuden al rescate», sentencia Julius Baer.