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Wilmut defiende la clonaci�n de embriones humanos para salvar vidas |
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AILEEN BALLANTYNE
Ian Wilmut, creador del primer animal clonado a partir de una c�lula adulta, defiende la clonaci�n de embriones humanos con fines terap�uticos. Sin embargo, el �padre de Dolly� considera una locura la clonaci�n humana, hasta el punto de que romper�a el acuerdo que mantiene con la empresa californiana Geron si �sta emplease su tecnolog�a para clonar un beb�.
El hombre que, biol�gicamente hablando, parti� el �tomo, es una persona reservada, casi inhibida. En pocas ocasiones habla de su familia o de sus sue�os personales o profesionales. El �nico toque personal visible en su as�pticamente blanco y ordenado despacho, en el Instituto Roslin, pr�ximo a Edimburgo, en Escocia, donde el profesor Ian Wilmut hizo girar la llave de una nueva t�cnica para crear vida, es una instant�nea familiar sin enmarcar de sus padres abriendo un regalo, con ocasi�n de sus bodas de oro. La fotograf�a contiene el meollo de la cuesti�n, tanto del lugar que Wilmut ocupar� en la Historia como de sus sue�os personales. Olv�dense de los titulares y de toda la pol�mica suscitada por la oveja Dolly. Su creador sabe que la clonaci�n podr�a haberle evitado 30 a�os de ceguera a su padre diab�tico.
En los pr�ximos cinco a�os, una hija que quiera a sus padres considerar� donar sus �vulos para crear una copia embri�nica de su padre o de su madre�, afirma el cient�fico. De semejante criatura, el primer clon humano, se obtendr� tejido de transplante, perfectamente compatible con su receptor. Se utilizar� para tratar un amplio abanico de enfermedades, como puede ser la diabetes que sufri� el padre de Wilmut Clonaci�n terap�utica Ian Wilmut es consciente, tras el furor causado por la clonaci�n de una humilde oveja, de que algunos le acusar�n de llevar las cosas un paso demasiado lejos cuando se centre en la clonaci�n terap�utica. Sin embargo, seg�n puntualiza con su habitual reserva y modestia, tambi�n es sobradamente consciente de lo que supone ver a un padre sufriendo y sentirse impotente ante ello.
A principios de este mes, Roslin Bio-Med se fusion� con Geron, la empresa californiana que posiblemente haya descubierto el secreto de la vida.
El a�o pasado, sus cient�ficos descubrieron las c�lulas troncales en el interior de un embri�n de cinco d�as. Estas c�lulas pueden transformarse en piel, hueso, ojos, tejido. De hecho, pueden convertirse en cualquier parte del cuerpo humano capaz de resultar da�ada o de enfermar. Te�ricamente, cualquiera podr�a crear un clon de s� mismo para crear piezas de recambio, cuando el envejecimiento y las enfermedades comiencen a pasar factura.
Wilmut est� de acuerdo en vender la tecnolog�a a Geron para la fabricaci�n de clones embri�nicos para dichos fines. Conf�a en que est� pisando un terreno moral seguro. Durante esta etapa, el embri�n humano no es m�s que una pelota de 200 c�lulas. Las c�lulas a�n no han comenzado a diferenciarse�, dice. En el caso del sistema nervioso todav�a no se ha iniciado su desarrollo, por lo que el embri�n no puede sentir ni dolor, ni el entorno que lo rodea.
Este hombre es una curiosa combinaci�n de valores enormemente realistas, entretejido con una certeza que raya en lo obsesivo sobre la forma en que su descubrimiento puede convertirse, m�s all� de cualquier expectativa, en algo beneficioso para toda la humanidad. Los amigos de Wilmut en la comunidad cient�fica lo ven como a un idealista, un cient�fico a la antigua usanza que tuvo la imaginaci�n y la suficiente curiosidad para intentar ver si el experimento de Dolly funcionaba, como ocurri�.
Cinco d�as Los prejuicios contra �l, en caso de que existan, se centran en que su apariencia es la de un granjero de Yorkshire� y de haber alcanzado amplia fama por su labor en el Instituto Roslin, originalmente orientado hacia la producci�n m�s econ�mica y eficiente de caba�a animal. Wilmut se describe a s� mismo como un ingl�s t�mido, reservado y de edad media�.
Su perspectiva es clara. Aprueba la clonaci�n terap�utica hasta su fase embrionaria de 5 d�as, pero se opone terminantemente a que cualquiera, en cualquier lugar, intente clonar a un ser humano adulto. Opino que es altamente significativo el hecho de que ning�n ginec�logo afirme que piensa llevarlo a cabo�, afirma Wilmut. El conoce perfectamente el precio, en n�mero de vidas animales, que cost� la oveja Dolly, tanto en abortos tard�os como en muertes durante el alumbramiento. Opina que ser�a �ticamente err�neo que una mujer tuviera que pasar por ello.
Recientemente, se ha producido una serie de muertes sin explicaci�n de clones animales con un mes de edad y aparentemente sanos. Porcentualmente, la posibilidad de clonar un animal con �xito es s�lo del 1,4%. Incluso en el caso de poder superar las dificultades cient�ficas, Wilmut afirma que se opone de una forma sencilla y no religiosa a la clonaci�n humana. No ser�a en nombre de los mejores intereses de los ni�os�, dice.
Este cient�fico insiste en que si alguna vez Geron intenta emplear la tecnolog�a que les ha vendido para crear un beb� cl�nico, les revocar�a los derechos. Incluso en el caso de que alguien deseara clonar a un ni�o perdido en tr�gicas circunstancias, Wilmut argumenta que no servir�a de nada, ya que los padres habr�an cambiado a causa del dolor de la experiencia y reaccionar�an de otra manera hacia el ni�o. La clonaci�n tampoco funcionar�a para parejas est�riles que desearan clonar a uno de ellos para convertirlo en su beb�.
Una ni�a clonada crear�a problemas en un matrimonio, insiste Wilmut, debido a que el marido ver�a todos los d�as a la joven adolescente de la que una vez se enamor� y la comparar�a con su mujer actual. En mi caso eso no ocurrir�a.
Tengo una mujer muy guapa. Pero, �qu� pasar�a si fuera al contrario? Imag�nate lo que ser�a un clon de18 a�os a mi semejanza. Me mirar�a a mi y tal vez se preguntar�a, �para qu� molestarse? Lo que le saca totalmente de quicio son las afirmaciones de Richard Seed, quien ha dicho que piensa producir media docena de felices y rollizos beb�s cl�nicos� antes del final de la d�cada y, m�s recientemente, ha expresado que tiene intenci�n de clonar a su esposa.
�Es sencillamente un viejo idiota�, dice Wilmut. Preg�ntale a tus abogados si te permitir�n imprimir eso�. Le pregunto si alberga alguna esperanza sobre el futuro de Daniel, su primer nieto, nacido hace s�lo un mes. No lo s�, he estado demasiado ocupado sencillamente disfrutando de �l�, responde con una sonrisa.
Bi�logo Desde el anunci� del nacimiento de Dolly, Wilmut estima que se pasa un tercio de su tiempo viajando por el extranjero, a menudo hablando a un p�blico que desea conocer las implicaciones de la clonaci�n sobre el futuro de la raza humana. Est� acostumbrado a ser m�s c�lebre en los EEUU que en el Reino Unido.
Sin embargo, disfruta del hecho de que a�n puede ir a las peque�as localidades rurales en la frontera entre Escocia e Inglaterra, su hogar durante los �ltimos 25 a�os.
Si estoy a bordo de un avi�n, como me encuentro a menudo desde Dolly, y la persona de al lado me pregunta cu�l es mi profesi�n, procuro evitar entrar en demasiados detalles. Me limito a decir: soy bi�logo�. Sus colegas sonreir�an ante tan enorme modestia.
En palabras de Roger Gosden, profesor de biolog�a reproductiva de la Universidad de Leeds: Ian Wilmut marc� el inicio de una nueva era de incertidumbre. �Era realmente necesario el sexo para la procreaci�n?�.
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